Antoñica, una anciana de Molina, ha tenido la peor semana de su vida. La pobre desconocía por
completo por dónde se “toman” los supositorios.
Ha estado toda la semana pasándolo muy mal,
tomando uno al día con un poco de agua.
Ayer incluso se atragantó.
“Yo no entendía por qué eran tan grandes y
con forma de cohete. Alguien me podría haber dicho algo”. "¿Cómo iba a saber yo que una pastilla se toma por el culo?".
La señora, que ya ha retirado la denuncia, nos dice
que entre la semana que ha pasado y que ahora ya sabe por dónde entran, no los quiere ver ni en pintura. "Donde se ponga un Orfidal".